Estación de cenizas
(Correspondencia epistolar 2)
Expatriados de vuelta a casa, sensaciones desfragmentadas
24 de Diciembre de 2016
Querido A.,
Recibí tu carta con gran emoción y sorpresa, preferí mantener mi entusiasmo en silencio para no robarte la sensación que yo misma sentí al recibir correspondencia epistolar, que como tú mismo señalaste en tu carta, se hace tan extraño hoy en día.
Mis días desde que llegué a casa desde nuestra Inglaterra van cambiando drásticamente según se avecinan las estaciones. El invierno está trayendo consigo las vibraciones positivas que el otoño tenía escondidas para mí. Espero que los cimientos de tu vida también se estén asentado tras los últimos acontecimientos sucedidos, cambiar de país, otra vez, le trastoca el día a día a cualquiera.
No te voy a negar que me cuesta entristecer cuando con un sencillo gesto de alargar mi mano puedo tocar la cara de mi sobrino y escuchar su voz directamente, su risa, sin ordenadores ni teléfonos de por medio. Cuando puedo abrazar a mi hermana y escuchar el latido del corazón de mi madre cuando me abraza, se me olvida todo lo demás. Ya sabes cuan extraño se hace no tener algo tan sencillo y no te puedes imaginar la sensación de recuperarlo.
Sin embargo en estas últimas semanas no ha pasado un momento sin que cogiera ese álbum de fotos y repasara cada una de sus fotografías guardadas. Recuerdo el sol de Brighton bañando nuestras sonrisas y esa línea del horizonte donde el azul del cielo se junta con el del mar, lo tengo tan presente que a veces creo despertar allí. La marca de agua de mis ojos se tiñe de gris cada vez que despierto y veo por la ventana que estoy en casa, en España, y tú estás sólo ante ese mar, bajo ese sol y yo no estoy contigo. De hecho, sólo de pensarlo ahora mismo me hace recordar que todavía tengo un billete comprado de vuelta, un billete que me devuelve de nuevo a tus brazos, pero me arranca las raíces.
La estación del tren se convirtió en cenizas cuando la dejé atrás, al menos esa es la imagen que se forma en mi cabeza cuando pienso en volver, una estación de cenizas que se deshace y a la que no puedo regresar.
Puede que nos digan que estamos locos cuando vean nuestras cartas guardadas al lado del cargador del móvil, pero ambos sabemos que el amor se lee mejor entre líneas.
Siempre tuya,
Carla Pardo